jueves, 26 de febrero de 2009

ISLA DE PROVIDENCIA


Hacia el norte de San Andrés se encuentra Providencia, por su aislamiento geográfico y su estado primitivo constituye un sitio ideal para el descanso. Sus hermosas y solitarias playas son propicias para la natación, el buceo, el esquí, y otros deportes acuáticos. Esta isla posee tierras fértiles, es rica en agricultura, especialmente en frutas tropicales, y pesca (Langosta)

Se puede ir para regresar el mismo día a San Andrés, pero se justifica una estancia de siquiera dos noches (uno o dos vuelos diarios, que se incrementan en temporada, en aviones pequeños). Usted llega a un bello aeropuerto en la parte nordeste de la Isla, de donde saldrá hacia la ciudad, o al hotel que haya escogido.

La vida en Providencia es esencialmente contemplativa y tranquila. Nada se opone a su forma libre de descansar en calma, salvo, a veces, el ruido de los equipos de música que nativos y autoridades amplifican en exceso.

Hay una carretera circunvalar y en ella varios poblados pequeños a partir del Centro (Santa Isabel), donde es bueno aprovisionarse y resolver -desde la llegada- los asuntos de transporte en la isla, las reservas de vuelo de regreso y su interés en tomar alguna excursión de pesca o de visita a Cayo Cangrejo, un islote cuyo mérito es la vegetación, donde se toma un baño y se mira el horizonte.

Después del Centro, yendo por el oeste hacia el Sur, viene Old Town, donde está la población más antigua, con magnífica vista del puerto y de la vecina Santa Catalina; más adelante después de pasar San Felipe remontando una colina, se desciende al primer sector de cabañas hoteleras (probablemente el mejor para quedarse), con un bello nombre: Aguadulce.

Aunque la playa aquí es pequeña, hay dos o tres lugares rústicos pero amables dónde alojarse y otros tantos dónde comer, con buena atención, incluidos días feriados. ( Porque usted debe saber que en domingos no se trabaja y puede ser difícil conseguir desayuno.)

Mas allá de Aguadulce hay otro sector que combina poblado nativo y servicios a turistas: Suroeste, famoso por las carreras de caballos que solían hacerse en la playa, en pelo, haciendo de jinetes los niños del lugar.

Hay también un par de restaurantes y varios hoteles-cabañas. De allí en adelante la carretera se aleja del mar hasta Casa Baja, el poblado más nuevo y más pobre, desde donde se accede a pié a una playa muy llamativa - Manzanillo-, buen lugar para pasar una tarde. De Casa Baja se dobla hacia el Este y luego hacia el Norte, de regreso, encontrando Aguamansa y luego Rocky Point, en un trayecto menos playero que el anterior pero con excelente vista de la zona protegida por los arrecifes y de algunos islotes.

El programa turístico en Providencia consiste en no tenerlo. Salvo que usted vaya en plan específico de buceo o pesca, o si hace montañismo hasta el Peack y otros cerros por encima de los 320 metros, siéntase libre de ir de un lado a otro, o de no ir a ningún lado. El paisaje es siempre confortante y tranquilo. La gente es orgullosa, algo distante, pero acogedora. Los mayores hablan con gusto sobre su tradición, pero prefieren expresarse en inglés; y comparten como prenda de hospitalidad un buen plato de rondón, una langosta recién sacada del mar, buen pan y algunos dulces tradicionales, deliciosos.

Un buen programa al atardecer es cruzar a pie el canal por el "muelle de los enamorados" para pasar a Santa Catalina a tomarse una cerveza y a conocer las ruinas del Fuerte, atribuido al pirata Morgan (pero que es parte de todo un nutrido sistema de fortificaciones construido durante más de dos centurias, inglés y español, del cual quedan algunos muros, la mitad de un baluarte y varios cañones de distintas procedencias que pueden verse en el fondo del mar).

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